martes, 15 de mayo de 2012

El nido de golondrinas

11/05/2012, Capítulo 1 ...


          Su continuo revoloteo por el entorno de la casa, nos indicaba algún interés mas, que el de dar una vuelta. Observamos alrededor hasta descubrir, en la entrada y sobre el detector de movimiento, un cúmulo de barro dispuesto, con esmero e intención.

          Al caer la noche, cual fue nuestro asombro al comprobar, que una pareja de golondrinas descansaban en lo alto de la lámpara de la entrada.
          El detector hacía encender la lámpara, pero este cambio de ambiente, parecía no preocupar a la pareja, que seguían tranquilas, como si la cosa no fuera con ellos.




          Al día siguiente, al alba, ya revoloteaban de nuevo por los alrededores de la casa. Parecían no querer alejarse, se les notaba alegres, en vuelo bajo, de aquí para allá, por el limonero, por el jazmín, otra vez al limonero... ¿Qué pasará por esas diminutas cabezas?.

          Cerca, la araña, huraña, miraba con recelo, la incipiente construcción del nido de sus nuevos vecinos, quizás sopesando ventajas e inconvenientes o tan solo espectadora de lo que acontecía.

          - No saben donde se ponen, cuando los de las zapatillas descubran sus intenciones, jajaja.

          - No pierdo mas mi tiempo, pensaría ..., - con la de moscas que tengo que atrapar.










18/05/2012, Capítulo 2 ...


          La construcción avanza, sin prisa pero sin pausa. Hemos notado un segundo nivel, diferenciándose por la parte seca y húmeda. Una mayor parte de ramitas y barro la conforman.

          Como en días anteriores, pasan la jornada fuera, allá arriba, en todo lo alto. Al caer el sol, regresan seguros, no de muy lejos, hasta su nido.

          Es curioso que descansen en sitio diferente al de su futuro nido, no se si por precaución (observando si es una buena elección), o saboreando poco a poco, el momento de su finalización, como si de un futuro gran estreno se tratase.
          Por la noche unos amigos nos acompañaban, comprobando por si mismos, aquello que le habíamos contado.




          Al principio desconfiados, al comprobar que la zona elegida para su futuro nido, ahora se encontraba llena de seres desconocidos. El mas decidido de las dos, realiza varias incursiones, comprobando la ausencia total de peligro, lo que anima a la pareja a adentrarse.

          El frío hace que nos retiremos al interior, lo que proporciona una oportunidad para que las golondrinas se acoplen, juntas, en la lámpara de la entrada, de cara a su nido, ahora ya a oscuras, con mayor intimidad.








           Ya por la mañana, madrugadores, se disponen a dar unos toques a su obra y a partir. El día apunta lluvioso.


          No les importa..., como de un juego se tratase, van y vienen, parece que quisieran enseñarnos sus rápidos y precisos movimientos, sus habilidades.





          La noche se acerca y el retorno se les espera. No podremos verlos pero a bien seguro que lo harán...


26/05/2012, Capítulo 3 ...


          En una semana han finalizado prácticamente el nido. La imagen lo dice todo. La simetría que se aprecia, la forma de cuenco, la mezcla de materiales, su comodidad interior, nos hace pensar, en las generaciones anteriores que lo hicieron de la misma forma, ¿tal vez en el mismo sitio?.





          Se han acercado hasta nosotros, por su instinto constructor, su deseo de finalización, quizás apremiados por los plazos, habrán de superar cualquier obstáculo. Tendrán que compartir su espacio, su intimidad. Comprobaremos si se tratan de seres sociables, si a pesar de todo, dan por buena, esta situación.



02/06/2012, Capítulo 4 ...


          Una semana más para la pareja de golondrinas (Petro y Nila, que así es como las llamamos). Ella en su trono y el, a un paso (de los de ellos), sobre el detector..., (¿quién iba a suponer?, que aquel artilugio algún día, serviría de soporte a la vida).



          Nos hemos levantado algo tarde y no esperábamos verlos. ¡Qué raro nos parece!, esto supone un cambio en su comportamiento, no se alejan del nido, a pesar de estar bien entrada la mañana, siguen revoloteando a su alrededor. Nila, en el borde del nido, se deja fotografiar. En rápido vuelo, Petro se acerca, como para preguntar si todo va bien. Va y viene como lo haría cualquier padre, impaciente…





          ¿Qué ocurre?, nos preguntamos. ¿Será que ha llegado el momento?. Aprovechando la ausencia de ambos nos acercamos al nido para contemplar, con gran alegría por nuestra parte, que el nido no está vacío, en el reposan cuatro pequeños huevecillos, almohadillados por plumas.




          Dejamos que transcurra el día y en la tarde, al anochecer, volvemos a observar que la pareja ya descansa, ella sobre los huevos y el, sobre la lámpara de la entrada, como lo habían previsto.



08/06/2012, Capítulo 5 ...


          Ya nos parece familiar, incluso cuando entramos por la puerta, todos miramos con ilusión, si ya ..., en esta semana ..., despuntarán las diminutas cabecillas en el interior del nido... Según he leído, en unos veinte días lo abandonaran. Aún es pronto. Aunque estos han sido padres tardíos y como nos pasa ahora, quizás también ellos abandonen tarde el nido ...



          Mantienen el mismo protocolo, ella, el máximo tiempo en el nido, empollando sus huevos y el, en labores de vigilancia, siempre cerca. A la hora de dormir, no se molestan, Petro y Nila, no duermen juntos, cerca, pero no juntos y es que, hasta en eso marca la maternidad...





          Esta semana sin novedad, seguimos a la espera...


16/06/2012, Capítulo 6 ...


Si..., ya han salido las crías de golondrinas. Restos de cáscaras de huevo en el suelo lo evidencian. Nuestra duda, si lo han superado los cuatro.



Aprovechando la ausencia de sus progenitores hemos fotografiado el interior del nido para constatar su número, pero no está claro.



Con la apariencia de cuerpos desnudos entre algodones, no conseguimos distinguir si son tres o cuatro. El tamaño de uno de ellos nos hace pensar en el orden que aparecieron y cuál fue el primero en recibir los alimentos del pico de sus padres.




Su única tarea, alimentarlos. Van y vienen, se relevan en esta función, en ocasiones parando escasamente unos minutos, en otras dando calor a sus polluelos.




Aceptan nuestra compañía y nosotros la de ellos, en ocasiones pían a modo de alarma, quizás al comprobar nuestra proximidad.



Al llegar la noche, sin miramientos, se acoplan en sus lugares respectivos, un merecido descanso tras una trepidante actividad.



23/06/2012, Capítulo 7 ...


No son cuatro, sino tres… Nuestras dudas han quedado disipadas. Uno de los huevos no ha eclosionado y de aquellos que antes veíamos, confundiéndose unos con otros, una semana después se alzan pico abierto, en busca del alimento o piando, llamando a sus progenitores.



A modo de espectadores, con sus cabezas apoyadas en el filo de su nido, esperan tranquilos, solo alterándose ante ruidos imprevistos o por el vuelo cercano de Petro o Nila.




Tienen fuerza, para estirar sus cuellos, abriendo sus picos en un gesto de desesperación, como si de una llamada de auxilio se tratase.



Ya se distingue claramente sus alas, su cabeza se muestra cubierta de pelusa y la comisura del pico le hace parecer maquillaje.



No temen por nuestra presencia, tanto es así que incluso se atreven a pasar al interior de la casa. A estos, se les da una pluma y se toman el ala…





30/06/2012, Capítulo 8 ...


Estas crías se han convertido en jóvenes golondrinas. Realizan salidas con sus padres, en un continuo aprendizaje, aunque respetan los horarios que marcan sus genes, volviendo al nido, como crías obedientes. A su piel ya la cubren plumas y se distinguen de sus progenitores en la longitud de la cola. Al atardecer son los primeros en acudir al nido, ocupando su lugar, en el cada vez más escaso espacio. La madurez les llega rápido y esperamos de un día para otro, hayan cumplido con su desarrollo y prosigan su camino…







Continuará...


domingo, 4 de diciembre de 2011

Visita a la Cooperativa Olivarera Manzanilla Aloreña, sábado 26 de noviembre de 2011.



Esta es una de esas escapadas que organizas sin demasiado tiempo, pero que salen redondas. Se lo debemos a nuestros amigos Amelia y Juani y al tiempo,  que nos acompañó.

El aceite de oliva es un producto habitual en nuestra mesa, lo usamos todos los días, pero no siempre tenemos la oportunidad de ver, en directo, como se exprime esta fruta, la aceituna y como su zumo llega a nuestros platos.


Lo primero que hacemos es una parada técnica en la panadería “Los Caballos”, para hacernos con un ejemplar de kilo y medio,  de un pan aún humeante. No se pueden aguantar las ganas de pellizcarlo.

Ya, cerca de la Cooperativa, la vista es impresionante, nos encontramos por una de sus caras,  a los píes de Álora.


Con curiosidad observamos lo que tenemos alrededor, de un lado a otro, para comprender el proceso. Nos lo explica con claridad y detenimiento Pérez.
Lo primero, la descarga de la oliva. Esto se realiza en una zona habilitada para ello, vertiendo la carga, a través de un enrejado a la tolva, para desde allí por una cinta transportadora pasarlo a la zona de lavado.





Una vez limpia, se pesa la carga y se determinan los kilos que aporta el productor y que transformará en el líquido elemento.








Se eleva y de allí a la deshuesadora y de esta a la prensa. Se aparta el hueso, que no se desperdicia. Se utiliza en la caldera como combustible, de alto poder calorífico, dejando pocos residuos.

Esta masa tras la prensa, se la sigue trabajando de forma totalmente mecánica, que después de varios centrifugados, se va separando de sus componentes sólidos, hasta verla salir con un color dorado, algo turbio, resultado de un proceso totalmente natural.

Ya solo resta su depósito hasta su consumo.








Nuestro agradecimiento a Pérez y Andrés, por su tiempo y amabilidad, sus explicaciones y sobre todo,  por hacernos ver este producto de cerca, trabajo y amor, todo en uno, en una industria de nuestra tierra ;-)