El nido de golondrinas
11/05/2012, Capítulo 1 ...
Su continuo
revoloteo por el entorno de la casa, nos indicaba algún interés mas,
que el de dar una vuelta. Observamos alrededor hasta descubrir, en la
entrada y sobre el detector de movimiento, un cúmulo de barro
dispuesto, con esmero e intención.

El detector
hacía encender la lámpara, pero este cambio de ambiente, parecía no
preocupar a la pareja, que seguían tranquilas, como si la cosa no fuera
con ellos.

Al día
siguiente, al alba, ya revoloteaban de nuevo por los alrededores de la
casa. Parecían no querer alejarse, se les notaba alegres, en vuelo
bajo, de aquí para allá, por el limonero, por el jazmín, otra vez al
limonero... ¿Qué pasará por esas diminutas cabezas?.
Cerca, la
araña, huraña, miraba con recelo, la incipiente construcción del nido
de sus nuevos vecinos, quizás sopesando ventajas e inconvenientes o tan
solo espectadora de lo que acontecía.
- No saben donde se ponen, cuando los de las zapatillas descubran sus intenciones, jajaja.
- No saben donde se ponen, cuando los de las zapatillas descubran sus intenciones, jajaja.
18/05/2012, Capítulo 2 ...
La
construcción avanza, sin prisa pero sin pausa. Hemos notado un segundo
nivel, diferenciándose por la parte seca y húmeda. Una mayor
parte de ramitas y barro la conforman.
Es curioso que descansen en sitio diferente al de su futuro nido, no se si por precaución (observando si es una buena elección), o saboreando poco a poco, el momento de su finalización, como si de un futuro gran estreno se tratase.
Por la
noche unos amigos nos acompañaban, comprobando por si mismos, aquello
que le habíamos contado.
Al principio desconfiados, al comprobar que la zona elegida para su futuro nido, ahora se encontraba llena de seres desconocidos. El mas decidido de las dos, realiza varias incursiones, comprobando la ausencia total de peligro, lo que anima a la pareja a adentrarse.
El frío hace que
nos retiremos al interior, lo que proporciona una oportunidad para que
las golondrinas se acoplen, juntas, en la lámpara de la
entrada, de cara a su nido, ahora ya a oscuras, con mayor intimidad.
Ya por la mañana,
madrugadores, se disponen a dar unos toques a su obra y a partir. El día
apunta lluvioso.
No les importa..., como
de un juego se tratase, van y vienen, parece que quisieran enseñarnos
sus rápidos y precisos movimientos, sus habilidades.
La noche se acerca y
el retorno se les espera. No podremos verlos pero a bien seguro que lo
harán...
26/05/2012, Capítulo 3 ...
En una semana han
finalizado prácticamente el nido. La imagen lo dice todo. La simetría
que se aprecia, la forma de cuenco, la mezcla de materiales, su
comodidad interior, nos hace pensar, en las generaciones anteriores que
lo hicieron de la misma forma, ¿tal vez en el mismo sitio?.
Se han acercado hasta
nosotros, por su instinto constructor, su deseo de finalización,
quizás apremiados por los plazos, habrán de superar cualquier
obstáculo. Tendrán que compartir su espacio, su intimidad.
Comprobaremos si se tratan de seres sociables, si a pesar de todo, dan
por buena, esta situación.
02/06/2012, Capítulo 4 ...
Una semana más para la
pareja de golondrinas (Petro y Nila, que así es como las llamamos).
Ella en su trono y el, a un paso (de los de ellos), sobre el detector..., (¿quién
iba a suponer?, que aquel artilugio algún día, serviría de soporte a la
vida).
Nos hemos levantado
algo tarde y no esperábamos verlos. ¡Qué raro nos parece!,
esto supone un cambio en su comportamiento, no se alejan del nido, a
pesar de estar bien entrada la mañana, siguen revoloteando a su
alrededor. Nila, en el borde del nido, se deja fotografiar. En rápido
vuelo, Petro se acerca, como para preguntar si todo va bien. Va y viene
como lo haría cualquier padre, impaciente…
¿Qué ocurre?, nos
preguntamos. ¿Será que ha llegado el momento?. Aprovechando la ausencia
de ambos nos acercamos al nido para contemplar, con gran alegría por
nuestra parte, que el nido no está vacío, en el reposan cuatro pequeños
huevecillos, almohadillados por plumas.
Dejamos que transcurra
el día y en la tarde, al anochecer, volvemos a observar que la pareja
ya descansa, ella sobre los huevos y el, sobre la lámpara de la
entrada, como lo habían previsto.
08/06/2012, Capítulo 5 ...
Ya nos parece familiar, incluso cuando entramos por la puerta, todos miramos con ilusión, si ya ..., en esta semana ..., despuntarán las diminutas cabecillas en el interior del nido... Según he leído, en unos veinte días lo abandonaran. Aún es pronto. Aunque estos han sido padres tardíos y como nos pasa ahora, quizás también ellos abandonen tarde el nido ...
Mantienen el mismo protocolo, ella, el máximo tiempo en el nido, empollando sus huevos y el, en labores de vigilancia, siempre cerca. A la hora de dormir, no se molestan, Petro y Nila, no duermen juntos, cerca, pero no juntos y es que, hasta en eso marca la maternidad...
Esta semana sin novedad, seguimos a la espera...
16/06/2012, Capítulo 6 ...
Si..., ya han salido las crías de golondrinas. Restos de cáscaras de huevo en el suelo lo evidencian. Nuestra duda, si lo han superado los cuatro.
Aprovechando la ausencia de sus progenitores hemos fotografiado el interior del nido para constatar su número, pero no está claro.
Con la apariencia de cuerpos desnudos entre algodones, no conseguimos distinguir si son tres o cuatro. El tamaño de uno de ellos nos hace pensar en el orden que aparecieron y cuál fue el primero en recibir los alimentos del pico de sus padres.
Su única tarea, alimentarlos. Van y vienen, se relevan en esta función, en ocasiones parando escasamente unos minutos, en otras dando calor a sus polluelos.
Aceptan nuestra compañía y nosotros la de ellos, en ocasiones pían a modo de alarma, quizás al comprobar nuestra proximidad.
Al llegar la noche, sin miramientos, se acoplan en sus lugares respectivos, un merecido descanso tras una trepidante actividad.
23/06/2012, Capítulo 7 ...
No son cuatro, sino tres… Nuestras dudas han quedado
disipadas. Uno de los huevos no ha eclosionado y de aquellos que antes veíamos, confundiéndose
unos con otros, una semana después se alzan pico abierto, en busca del alimento
o piando, llamando a sus progenitores.
A modo de espectadores, con sus cabezas apoyadas en el filo
de su nido, esperan tranquilos, solo alterándose ante ruidos imprevistos o por
el vuelo cercano de Petro o Nila.
Tienen fuerza, para estirar sus cuellos, abriendo sus picos
en un gesto de desesperación, como si de una llamada de auxilio se tratase.
Ya se distingue claramente sus alas, su cabeza se muestra cubierta de
pelusa y la comisura del pico le hace parecer maquillaje.
No temen por nuestra presencia, tanto es así que incluso se
atreven a pasar al interior de la casa. A estos, se les da una pluma y se toman
el ala…
30/06/2012, Capítulo 8 ...
Estas crías se han convertido en jóvenes golondrinas. Realizan salidas con sus padres, en un continuo aprendizaje, aunque respetan los horarios que marcan sus genes, volviendo al nido, como crías obedientes. A su piel ya la cubren plumas y se distinguen de sus progenitores en la longitud de la cola. Al atardecer son los primeros en acudir al nido, ocupando su lugar, en el cada vez más escaso espacio. La madurez les llega rápido y esperamos de un día para otro, hayan cumplido con su desarrollo y prosigan su camino…
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